El condado más poblado del país se enfrenta a la vuelta del mandato de las mascarillas de interior, ya que las nuevas variantes de Covid vuelven a aumentar los ingresos hospitalarios y las muertes.

«Me siento bien porque he llevado una constantemente durante los últimos años. Se ha convertido en un hábito», dijo Barragán, enmascarado mientras hacía recados el miércoles.

El condado de Los Ángeles es el más poblado, con 10 millones de habitantes. El 29 de julio, si se mantienen las tendencias actuales de ingresos hospitalarios, la directora de salud del condado, Bárbara Ferrer, se enfrentará a un amplio mandato de mascarilla interior. Ferrer admitió que «para muchos esto será un paso atrás», pero la exigencia de máscaras forma parte de un conjunto de «precauciones de seguridad sensatas» durante un aumento de casos que recuerda al de la variante Delta del verano pasado.

«No estamos cerrando nada. No estamos pidiendo a la gente que no se reúna con sus seres queridos», dijo Ferrer durante una sesión informativa pública. «Les estamos pidiendo que tomen una medida sensata, cuando hay esta transmisión con una variante altamente transmisible, para que vuelvan a ponerse una máscara de alta filtración bien ajustada cuando estén en el interior cerca de otras personas».

En todo el país, el último aumento del COVID-19 está impulsado por la variante BA.5, altamente transmisible, que ahora representa el 65% de los casos, mientras que su prima BA.4 contribuye con otro 16%. Las variantes han demostrado una notable capacidad para burlar la protección ofrecida por la vacunación.

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